miércoles, 10 de febrero de 2010

Be loved XXIV~

Otra vez con lo mismo, otra vez probaríamos llegar a lo que tanto buscábamos. ¿Cuántas veces más lo intentaríamos? No nos cansábamos de procurarlo, a pesar de que siempre nuestros planes se frustraban con algo. Pero se notaba a la legua que moríamos por conseguirlo, los deseos de ambos se incrementaban día a día. Esperaba que esta vez pudiéramos cumplir nuestra meta...

Seguimos besándonos y con cada movimiento de nuestras lenguas, la pasión aumentaba en aquel contacto. Una oleada de calor recorrió mi cuerpo, concentrándose en mi entrepierna. Ya me sentía excitado y estaba seguro que él también lo estaba, cuando comenzó a besar mi cuello no me cabía ninguna duda. Suspiré al sentir sus labios en esta zona y ladeé la cabeza a un lado para permitir que siguiera con su tarea. Mientras, mis manos revoloteaban por la zona de su abdomen, jugueteando con el límite de su camiseta hasta que no lo resistí más y lo obligué a que se sacara esta prenda. Una vez que estuvo con el torso desnudo, mis caricias sobre su piel no cesaron nunca. Adoraba sentir su suave textura, la unión de ambos tactos hirvientes me deleitaba a no más poder. Poco tiempo después, mi novio procedió a quitarme la parte de arriba de mi ropa y yo apresuradamente llevé mis dedos a la cornisa de sus pantalones para comenzar a bajárselos. Era como si el tiempo se nos acabara y debiéramos correr antes de que eso ocurriera, la urgencia que teníamos para concretar aquello era impresionante. Una vez que mi pareja se encontraba vestida por tan solo su ropa interior se dispuso a dejarme en las mismas condiciones, desabotonando la indumentaria que impedía que esto ocurriera. Lo ayudé levantándome un poco de la cama y jalando de la tela hacia abajo, dejando que me apreciara en bóxers nuevamente, aunque esperaba que esta vez resultara diferente luego de las otras tantas veces en las que pasó eso. Entonces ambos quedamos en las mismas condiciones y rápidamente Yamapi ingresó su mano por debajo de mi única ropa para darle atención a lo que ya se hacía notar debajo del algodón. Gemí ante el contacto y casi por inercia hice lo mismo con él. Nuestros dedos corretearon en las entrepiernas de ambos por unos minutos, arrancándonos varios gemidos por el delicioso placer que nos provocaban esas caricias. Y no mucho rato después, ambos decidimos deshacernos del último obstáculo que nos impedía estar como Dios nos trajo al mundo. Aprecié lo más que pude su maravilloso cuerpo desnudo mientras me acomodaba en el colchón para pasar a la siguiente etapa. Simplemente por instinto separé mis piernas, rogando mentalmente que no apareciera ningún factor indeseable que arruinara nuestro momento...

Y nada pasó. Sin que me diera cuenta, él ya se estaba adentrando en mi cuerpo, tras preguntarme si estaba listo y le contestara afirmativamente con la cabeza. Sin embargo, el dolor desgarrador que sentí en esos momentos fue tal que hizo que derramara un par de lágrimas. No era lo que esperaba, sinceramente creí que el daño sería mucho menor. Bueno, pensándolo bien eso no lo podía calcular, era la primera vez que alguien me penetraba cuando sólo había sido yo quien había hecho eso... con una mujer. ¿Tanto cambiaba la cosa si el rol era otro y los sexos eran los mismos? Al parecer así lo era, mis músculos internos no toleraban aquel intruso allí. Igualmente me callé, no iba a permitir que por mi culpa todo acabara antes de comenzar. Aunque por más que no dijera nada, Pi supo que algo iba mal.
-¿Amor? -me llamó en voz baja. -¿Estás bien? -indagó preocupado, observando mis reacciones.
Tomé una gran bocada de aire y me repetí mentalmente que la parte dolorosa ya culminaría pronto, pero la molestia era demasiado fuerte como para convencerme de esto.
-Sssí... S-sigue, p-p-por fa... vor... -rogué ahogadamente, procurando ignorar cómo se humedecía mi rostro con pequeñas lágrimas cristalinas.
Pero mis palabras no lo convencieron, precisamente.
-Amor, si quieres me detengo y...
-¡No!- lo detuve antes que termine la frase. -P-por lo menos in...intentémos-lo... -le pedí entrecerrando los ojos y ansiando que continuara.
Escuché un suspiro y entonces ya no sentí tanto dolor. Se había salido de mi interior y puesto al lado mío, doblando las rodillas y rodeando sus piernas con los brazos. Lo observé desde mi posición y resoplé con fuerza.
-Perdón. -articulé apenas. -¡Perdón!- repetí con más fuerza y me eché a llorar de la rabia. -Lo volví a arruinar todo, soy un desastre. -dije en medio del llanto, tapándome la cara con las manos.
Yamapi tenía el rostro sombrío, hasta me llegó a parecer que estaba como... deprimido.
-Te hice daño... -esbozó cabizbajo. -Te lastimé, te hice sufrir. -su voz era apenas un susurro, pero podía distinguir perfectamente el sentimiento de culpabilidad que tenía mi novio.
No podía oír eso, no soportaba que pensara de esa manera cuando el del error fui yo. Me acerqué precipitamente a él y lo abracé con fuerza, besando su hombro desnudo.
-No digas eso, amor, yo... -no sabía que más decirle para consolarlo, sabía que me negaría absolutamente todo. Así que me limité a seguir abrazándolo, enterrando mi rostro en su cuello.
Permanecimos de esta manera, sin decirnos nada, oyendo sólo los latidos de nuestros corazones, meditando lo que había ocurrido recién.
-Te amo. -musitó de repente, con los ojos aguados.
-Y yo a ti. Demasiado. -contesté tomando su mano con fuerza.

Algún error y muy importante tuvimos, estaba seguro que ninguno de los dos prentendía que ocurriera de nuevo la próxima vez. Y esperaba que para esa próxima vez no faltara mucho tiempo más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario