domingo, 14 de marzo de 2010

Be loved XXV~

- ¿Y ya probaron del otro modo?
- ¿Del otro modo?-la duda estaba reflejada en mi rostro. No entendía con exactitud a qué se refería con esas palabras.
- Ya sabes. Tu debajo de él y él...
- ¡No!-lo interrumpí con un grito estruendoso.
Frente a mí se encontraba mi amigo y uno de los más extraños compañeros que tenía en la clase, Sakurada Kazuhiko. Pelo negro y flequillo planchado, cuerpo delgado, piernas y brazos largos y varios piercings en el rostro eran las características que lo identificaban.
No entiendo cómo me las había arreglado para convencer a Toma de que Ryuusei se encontraba en problemas con Rina y necesitaba de un consejo de hermano. Luego tendía que lidiar con eso, pero las situaciones desesperantes requieren medidas drásticas. Así que, apenas sonó el timbre que daba comienzo al recreo me dirigí casi a pique al banco más próximo al suyo. Él me miró inexpresivo ya que desde que me había puesto de novio no pasábamos juntos la misma cantidad de tiempo. Pero al notar mi expresión supo que necesitaba de su ayuda.
- Es que…-agaché la cabeza y comencé a chocar mis dedos índices entre sí.- Yo no debo ser el que… Bueno entiendes lo que quiero decirte.-dije y suspiré. El espacio que tenía antes de que comience una nueva clase se acortaba y debía sacarle todo el provecho que pudiera. Más si Ryuusei me delataba sin una intención verdadera de hacerlo y yo tenía que enfrentarme a la ira desbordada de mi novio. O algo así.
- Ajá.-dijo y observó pensativo a la nada.
- ¡¿Cómo que “Ajá”?!
- Que Toma es el que tiene más pinta de uke en la relación.-mis ojos se salieron de sus órbitas. ¿Cómo demonios era que él podía entender tanto sobre el tema?
- Bueno a decir cierto es… correcta tu afirmación.-concluí mirando hacia otro lado. Me avergonzaba dejarle en claro los roles en nuestra relación. Creía que en ese momento él se imaginaba a los dos en un “probable encuentro sexual” con cada detalle y disfrutaba internamente de las imágenes que le provocaban su mente.
- ¡¿Puedes por favor ir al grano?!
- ¡¿Qué?! -me había tomado desprevenido. Al parecer debía haber pasado ya un minuto desde mi última reacción y él esperaba atento a que le dijera algo.- Bueno…-me aclaré la garganta.- La cosa es así: Le hice daño a Toma la última vez que intentamos…
- Continúa.-me animó a seguir, un poco molesto porque yo no era lo suficientemente directo como debía.
- Le he hecho daño Toma.- repetí la frase muchas veces en mi cabeza hasta el hartazgo en esas milésimas de segundo.- Y me gustaría repararlo. Quisiera que esto fuese una pura y simple expresión de amor.-no pude continuar. Las lágrimas ya inundaban mis ojos.
Kazuhiko se acercó y cerró un fuerte abrazo sobre mi cuerpo. Yo era pura debilidad, pero el calor que emanaba de su cuerpo rápidamente me causó alivio.
-Detente…-dijo divertido.- Ya bastante has hecho con ponerme meloso a mi.-y deshizo el abrazo para luego secar las lágrimas restantes con sus pulgares.- Vas a ver que podrás demostrarle ese amor que sientes.-ahora él se aclaró la garganta y me miró serio.- Lo que debes hacer…-miró a nuestro alrededor para ver si había alguien cerca escuchándonos.- es provocar una distracción.
- ¿Distracción?
- Por supuesto. Debes distraerlo con otra cosa, de modo tal que en el momento en el que hagas “eso”-hizo unas comillas en el aire- Ikuta no se de cuenta de que lo haces. ¿Me entiendes?
Lo miré asombrado ante el gran descubrimiento.
- ¿Pero qué tipo de distracción?
- Algo sencillo. Podrías susurrarle frases amorosas al oído. O darle besos en el lugar que más le guste. O ambas. ¿Qué creíste que era tan difícil? Tu haces de la falta de experiencia una oportunidad para sonar idiota no para comprender como se deben hacer las cosas.-sonrió burlándose.
- La maldad es líquida como la sangre en tu cuerpo ¿Sabías eso?
Ambos comenzamos a burlarnos de mi chiste hasta que de repente sentí esos brazos tan conocidos que me rodeaban el cuerpo y me llevaban a otro mundo donde reinaba el placer en un sueño eterno, del que jamás quería despertar.
- Suenas muy lindo cuando ríes.-susurró contra mi oído.- ¡Hola Sakurada! - dijo él sonando amable, mejor dicho tratando de sonar amable ya que, aunque Kazuhiko no odiaba a Toma, sus contactos se encontraban determinados por una “prudente” distancia que él había establecido con quien ahora era mi no tan flamante novio.
Lo observe por el rabillo del ojo. Claramente él no estaba ni enojado ni molesto. Mi plan había funcionado a la perfección.
- Hola.- contestó él secamente tratando sin éxito de sonar amable con Toma frente a mí.- Supongo que este es mi pie para irme.
- ¿Cómo?- exclamé aturdido por esto último.
- Tengo cosas que hacer, además dentro de poco va a comenzar el simulacro.
- ¿Simulacro?
- ¿En qué mundo vives amor? - dijo Toma riéndose de mi ingenuidad.- Hoy es el simulacro de incendio. Por eso están todos en el auditorio.-miré a mí alrededor: no había nadie en el aula ni recorriendo los pasillos. Él me besó en la mejilla para luego continuar con un beso apasionado sobre mis labios que ardían de placer.- Y por eso puedo hacer esto.- rió.
Kazu tomó sus cosas y mientras salía del aula dijo:
- Deberían aprovechar el aula vacía. Es lo que yo pienso hacer.
-¿Vas a verte con alguien de los grados superiores?
- Voy a tener una clase particular de literatura con el profesor Kisaragi.-rió y salió despedido por uno de los pasillos.
- Vaya el profesor Kisaragi.- dije cuando ya nos encontrábamos solos.- Jamás lo habría imaginado.
- Tenía pinta. No entiendo cómo no pudiste notarlo.
¡Dios a veces puedo ser tan idiota!
- Te amo.-dije y acompañé mis palabras con un beso.
- Dime algo que no sepa.-río juguetón.


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